La
exposición titulada Antes del diluvio. Mesopotamia 3500-2100 a.
C. -ofrecida por Caixaforum en Madrid- es una oportunidad
para reflexionar sobre el pasado de nuestra especie. Es un lujo poder
admirar obras elaboradas hace cinco mil años. Pero vayamos más allá
del mero coleccionismo de piezas.
La
muestra está marcada por la interpretación que del pasado de la
humanidad hacen los poderes opresivos, desde la perspectiva del
proceso de conformación de los Estados (muy unido a la guerra), la
sociedad de clases, la propiedad privada y la afirmación del
patriarcado.
Para
aquellos que nos acercamos a la muestra con una forma propia de
entender la historia -a partir de una idea de lo humano marcada por
una aspiración autoemancipatoria- no podemos dejar de retirar los
velos sobre el pasado que buscan justificar cierto presente. El
primer velo es el del concepto de civilización. Según la muestra la
civilización sumeria es la primera porque inventa la ciudad, el
Estado y la propiedad privada. Lo anterior se identifica con la
barbarie. Pero las primeras ciudades no surgen en este periodo, ni
con las características que toman en Mesopotamia. En Catal Huyuk
(Anatolia), en pleno Neolítico, nace una cultura urbana (una ciudad
de diez mil habitantes) en la que no existen signos de jerarquización
social como recintos amurallados que protejan templos o palacios. La
tesis de la exposición sobre las primeras ciudades es falsa.
Otra
burda justificación ideológica es la que identifica a las
sociedades agrícolas con la invención de la propiedad privada. Los
siete mil años anteriores de sociedades agrícolas igualitarias
durante el Neolítico son ocultados.
Un
asunto interesante es vislumbrar, a través de los relatos religiosos
sobre el origen del mundo, el paso de una cultura matrista
-representada por la figura de
la diosa madre- y la
afirmación del patriarcado. Muestra el deshacerse de una cultura y
la afirmación de otra nueva en un periodo de transición que dura
varios siglos. Hijo de estos relatos será el relato bíblico del
Génesis, que se
escribe dos milenios más tarde que los originales mesopotámicos, de
los que es deudor.
Visitar
esta muestra es muy recomendable, siendo conscientes de que en el
pasado siempre se encuentra lo que uno busca. Los poderes opresivos
buscan y encuentran sus orígenes. Y quienes buscamos una nueva forma
de vida desde una perspectiva de bien común en clave universal y
duradero también los encontramos, pero no en esta muestra.
Jaime Aguirán.
Artículo aparecido en el periódico mensual "Socialismo Libertario" (número 68, abril de 2013).
Jaime Aguirán.
Artículo aparecido en el periódico mensual "Socialismo Libertario" (número 68, abril de 2013).